8/08/2010

La columna de Sara Sefchovich


Sara Sefchovich

La Secretaría de Seguridad Pública

Furiosos porque les quitaron su “diversión” al prohibir en Cataluña las corridas de toros, algunos escritores —que se consideran a sí mismos “pensadores”— se dieron a la tarea de “explicarnos” que se trata de un error porque los animales no sufren, ya que “el sufrimiento es una categoría sicológica exclusivamente humana”, según afirma Horacio Reiba. Reconoce (muchas gracias), que pueden sentir dolor pero que no es sufrimiento.

Por su parte Fernando Savater, el filósofo español que anda por la vida hablando de ética, dice que “la vida de un toro de lidia es principesca y que su muerte, luchando en la plaza, no desmiente ese privilegio”. Y el colombiano Antonio Caballero llega a la increíble aberración de asegurar que a los toros no se les maltrata sino al contrario, que se les da gusto, porque mueren “en el placer del combate”.

Los tres se burlan de quienes defienden a los animales, “son delirios demagógicos”, dice Caballero, y aseguran que es una sandez hablar de “derechos de los animales”, que eso no existe.

Afortunadamente hay quien piensa diferente. Jean Cusset escribió: “Me preocupa que los teólogos antiguos hayan negado que los animales tienen alma. Yo dudo que la tengan algunos hombres, pero los animales no”.

Y también hay quien no separa el dolor del sufrimiento, sin preocuparse demasiado por definir esta palabra, sino solamente porque escuchó en YouTube los aullidos del perro callejerito cuando unos adolescentes lo torturaron hasta la muerte.

En días pasados, un lector me mandó un correo electrónico en el que me decía que había un auto abandonado cerca de su domicilio, con un perro encadenado adentro. Empezamos a buscar una forma de resolverlo. Después de llamar por aquí y por allá, caímos con Rodrigo Rivera Sánchez, asistente del director ejecutivo de Salud y Bienestar Social de la Subsecretaría de Participación y Prevención del Delito de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. Él nos ayudó a establecer contacto con la Brigada de Vigilancia Animal, cuyo jefe de la unidad departamental Aarón Tomás Benítez Navarrete, envió a los policías Luis Alberto Mejía González y Luis Rodolfo Rosales Paz a liberar al animal y, previo acuerdo de la dueña, entregarlo a un albergue.

En la ciudad de México se calcula que hay tres millones de perros callejeros y, según ha dicho el secretario Mondragón y Kalb, cada vez más de ellos son maltratados. Como si demasiada gente pensara igual que los citados escritores, de que el ser humano es el único que tiene derechos y que los demás seres sintientes (como les llaman los budistas) están aquí para aguantar el dolor.

Por suerte, como ha escrito Denise Dresser “por cada tache que se le pueda colocar a este país, existe una paloma”. Por una persona que deja a su perro amarrado adentro de un auto abandonado hay un ciudadano que lo denuncia, unos policías que lo liberan y un albergue que lo recibe. Por cada “filósofo” que justifica la muerte de un toro porque le parece un excelente espectáculo, hay un lugar como Cataluña que prohíbe las corridas. Por cada gato al que alguien le saca los ojos por puro gusto, había un Monsiváis que adoptaba a otros. Por cada perro callejero al que unos muchachos de Nayarit torturaron, hay una sociedad que sale a la calle a manifestarse por leyes a favor de los animales. Por cada señor Reiba que dice que los animales no sufren hay un señor Cusset que dice que sí tienen alma.

Hago público mi reconocimiento a la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, porque en medio de los horrores cotidianos en que vivimos, tal que a nadie parecería importarle un pobre perro, ellos respondieron al llamado. Y también al secretario Manuel Mondragón y Kalb, por su iniciativa de crear esa brigada, cuya sola existencia habla de un gobierno humano. Lo mismo sucede con el CAS, Centro de Atención del Secretario, en donde se levantan las denuncias ciudadanas (al número 52 08 98 98), a las que se les asigna un número de folio, con el cual se les da seguimiento y muchas veces resolución.
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

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