3/24/2017

Práctica parlamentaria igualitaria



 Este 8 de marzo pasado, el coordinador parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho Quiroz, nos mandó a la curul de cada diputada una rosa blanca, con ello pretendía "felicitarnos" por el Día  Internacional de la Mujer. Reconocer nuestros derechos como ciudadanas plenas sigue siendo un tema pendiente que no se resuelve con flores, sino con una práctica parlamentaria comprometida con la igualdad. Y esto no se vio reflejado el día 9, que sesionamos para aprobar 5 dictámenes en materia de igualdad, que nos “regalarían” en alusión al día.
 
Sin embargo, al iniciar la sesión empezó a correr el rumor que se habían bajado tres dictámenes: Uno del PRI, propuesto por las diputadas Laura Nereida Placencia Pacheco y Erika Rodríguez, que pretendía que el Sistema Nacional de Salud creara programas de capacitación y evaluación para el personal del sector salud en las entidades federativas y la Ciudad de México, respecto de la violencia contra las mujeres y garantizar la atención a las víctimas y la aplicación de las normas oficiales mexicanas vigentes en la materia; en especial la norma oficial mexicana NOM-046-SSA2-2005: Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Además, que los municipios generaran y establecieran criterios para la promoción y difusión en todas las instancias de salud la aplicación de dicha Norma.
 
Otra de las iniciativas era la presentada por la diputada Arlette lvette Muñoz Cervantes, del PAN, para incluir las definiciones de “violencia económica”, “violencia laboral y docente” y “violencia laboral”, para diseñar programas que promuevan la igualdad salarial entre mujeres y hombres.
 
El tercer dictamen era del diputado Renato Josafat Molina Arias y de la diputada Rocío Nahle García para agilizar la Alerta de Violencia de Género. Este tercer dictamen se bajó con el argumento de “mejorarlo”.
 
Sin embargo, no bajaron los dictámenes para mejorarlos, los bajaron porque los derechos de las mujeres les siguen dando miedo. Dice Amelia Válcarcel que la igualdad es un reconocerse, es en primer lugar una relación concedida o pactada, a veces incluso impuesta. En este sentido, si la moral consiste esencialmente en la capacidad de ser justo, libre, benévolo o lo que se desee añadir, con los demás, cada una de estas cosas existe sobre el fundamento de que los demás son como uno mismo y que, nada que uno se conceda a sí mismo, tiene derecho a no concedérselo a otro, sino que, al contrario, tiene el deber de pensar en el otro como un sí mismo. (Válcarcel, 1993-17)

IGUALDAD QUE CONFRONTÓ   

Este no reconocimiento a la igualdad entre mujeres y hombres fue una realidad que nos confrontó. Por ello, las diputadas de Movimiento Ciudadano, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), algunas de Movimiento de Renovación Nacional (Morena) y algunas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tomamos la tribuna como símbolo de alianza, para mostrarnos unidas en un tema que es transversal a nuestras prácticas políticas.   

Fue un momento que nos permitió la unidad por la exigencia de nuestros derechos y de que no nos consideraran una mercancía en el toma y daca de la negociación partidaria. El PAN alegó sus “principios” del derecho a la vida, por lo cual mantuvieron siempre esa postura. Mientras que en el PRI, el disimulo es una práctica y aunque se dice de centro, al interior se manifestaron posturas idénticas a las del PAN.     

Nadie nos ha regalado nada a las mujeres, todos los derechos los hemos conseguido con mucho trabajo y esfuerzo, han sido producto de una lucha de siglos, que ha estado llena de obstáculos. Lo que hemos conseguido sin duda es un gran avance, pero sigue estando pendiente el derecho al cuerpo, sobre todo cuando éste es violentado por los hombres cercanos a nuestro entorno familiar. Sigue sin quererse reconocer la violencia de género que ejercen los hombres sobre los cuerpos de las mujeres.   

Hoy estoy convencida que no basta con ser 211 diputadas, si no estamos convencidas que es necesario avanzar en nuestros derechos, no sólo por nosotras, sino, por lo que representamos. Mujeres que llegamos a las Cámaras, pero que si no somos capaces de enarbolar leyes que defiendan a las que están afuera, que votaron por nosotras, lo que estamos haciendo es invisibilizarlas por prejuicios sobre sus derechos.    Tenemos una larga tarea, seguir sometidas a la ideología patriarcal de normas y sanciones sobre las mujeres y/o convertirnos en impulsoras de la igualdad. Según Válcarcel hay que seguir haciendo futuro a golpe de presente. Lo que la realidad nos ha mostrado este 8 de marzo, es que debemos mantener lo que nuestras antecesoras consiguieron, porque sus logros son nuestros.   

* Doctora en Ciencias Sociales por el CIESAS Occidente Diputada federal por el Distrito 9 de Guadalajara.


Imagen retomada de twitter
Por: Ma. Candelaria Ochoa Avalos*
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

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